En honor a los héroes anónimos que diariamente luchan por la vida, les comparto este cuento inspirado en el invierno, en nuestra gente, en nuestra cultura y en Colombia.
La negra Matilde parada en el patio de su choza, de frente a una piedra mucho más vieja que ella, restriega la ropa que el cura del pueblo le encarga en su rutina semanal, mueve sus brazos de manera mecánica y rítmica a la vez, canta un vallenato y continúa en su refregar.