A propósito del Halloween… Los niños y el azúcar

Tenemos una creencia muy arraigada: que los dulces son la felicidad de los niños. Los invito a cambiar este paradigma. Más bien, es la instantánea felicidad de nosotros, los adultos, al ver el entusiasmo del niño al recibirlos. Es una forma muy fácil de ganarnos su cariño, un beso o una sonrisa. Hay otras maneras más sanas, aunque demandan más tiempo y más empatía. ¿Quién se inventó que la felicidad de un niño depende de un caramelo?El amor nos hace querer lo mejor para nuestros hijos, sobrinos o nietos… Pero a veces debemos sacrificar la felicidad a corto plazo por la del largo plazo (y no solamente lo menciono por el tema de los dulces).

No es casualidad que muchos niños presenten gripe, alergias y tos días después de la noche de las brujas. Podemos culpar al frío de la noche en que salieron a pedir los dulces, pero la causa real es  la intoxicación de azúcar en sus pequeños cuerpos.

La publicidad nos ha invadido con miles de productos “alimenticios” que tienen vitaminas, calcio, o hierro; alimentos que damos gustosamente a nuestros hijos dizque porque son nutritivos, pero al mismo tiempo también contienen colorantes, preservativos y varios azúcares que disimulan muy bien con otros nombres (por ejemplo los jugos de caja, los cereales, los yogures, etc). Es algo parecido a escuchar que ahora un cigarrillo viene con vitaminas. Y además de los altos contenidos de azúcar que consumen los niños gracias a tan evolucionados productos, incluimos en su dieta diaria los más evidentes, tales como las galletas, los chocolates, los helados y los bombones, entre otros.

Tampoco es casualidad la hiperactividad de los niños: pareciera que no se les acabaran las pilas, a pesar de estar cansados no se duermen, no se concentran en una sola actividad, etc. ¡Es exceso de azúcar!

Cuando los invitan a una fiesta infantil encontramos un bufete muy variado de glucosa: si tenemos suerte solamente tendremos el pastel, la gaseosa y los dulces de la sorpresa. Y si hay más generosidad, encontraremos bandejas llenas de gomitas, bombones y otras cuantas golosinas que ni en un mínimo porcentaje aportan algo bueno al organismo del niño. Luego, se saturan con más dulces en la piñata y cierran con broche de oro poniendo más azúcar en la sorpresa. Y comienza la tortura (por lo menos de los padres conscientes) de ver cómo evitamos que se sigan intoxicando con tanto exceso. Luego, si en la fiesta les sirven el plato que puede tener algo de “nutritivo”, los niños ya están llenos, como llenos de tristeza están los anfitriones al ver el desperdicio de toda la comida en los platos de los niños, apenas con un mordisco.

¿Por qué no hacemos un cambio de paradigma? La idea no es quitar, eliminar, ni prohibir los dulces. Pero es tiempo de acostumbrar a los niños a comer sano. ¿Porqué no hacer una fiesta infantil diferente? Tal vez con otro tipo de pasa bocas, tales como frutas, nueces, maíz pira, etc. Si tenemos imaginación, ¡hay muchas cosas sanas y deliciosas que podemos ofrecer! Estamos en el país de las frutas y no ofrecemos ni una en este tipo de eventos. ¡Cambiemos la cultura! No repitamos convenciones ni patrones, más bien, ¡usemos nuestra creatividad!

Qué tristeza que algunos de los niños ya no reciben ni siquiera el jugo natural de naranja, pues tiene “pepitas”, y solo se toman las toxinas de los jugos de caja. Por el contrario, en las fiestas Europeas dan un caramelo al final de la fiesta, eso es todo. Los niños se deleitan con deliciosos platos con zanahoria y apio, frutos secos, uvas y varios tipos de nueces.

Personalmente, asistir a fiestas infantiles se ha vuelto cuestión de salud, pues ya no es algo eventual. Los invito a evolucionar. La próxima vez que hagan una fiesta infantil para sus hijos ¡hagan el experimento! Y no den ni un dulce (puede exceptuar el pastel, si quiere). Los niños de todas formas van a van a estar felices y los padres mucho más. Y usted se puede ganar varias felicitaciones (ya me ocurrió).

Reflexione, piense cómo está alimentando a su hijo, qué patrones de alimentación le está dejando para su futuro, qué tan contaminado está usted de la publicidad alimenticia, qué tanto se ha dejado invadir de la cultura impuesta por la publicidad de los alimentos infantiles…Y si está de acuerdo, ponga su granito de arena, y cuando quiera  hacer feliz a un niño, no le dé un dulce. Dele diversión, dele amor, dele un abrazo, dele una sonrisa, ¡dele una fruta!

Y si quiere poner otro granito de arena, comparta este escrito a todos quienes puedan tener relación con los niños.

Todo lo expresado aquí es producto de una reflexión para motivar al cambio.

Atentamente y con mucho amor,

Una mamá consciente y preocupada.

Aquí  adjunto algunos extractos tomados de diferentes secciones de salud en internet.

«La elevación en los niveles normales de glucosa ocasionada por su ingestión, se experimenta como una leve euforia.»

«Lo que normalmente suele ocurrir a toda persona que consume azúcar en forma cotidiana, es que sus niveles de glucosa se mantienen permanentemente por encima del nivel regular, es decir, rara vez se experimentará una baja hacia la auténtica normalidad en los niveles de glucosa. La mayoría de la población mundial literalmente vive bajo los efectos del azúcar sin saberlo y sin notarlo. Este desequilibrio permanente está siendo asociado con diversas enfermedades nerviosas, especialmente en los niños.»

«Ya son varios los especialistas que atribuyen al azúcar los índices cada vez más elevados de niños hiperactivos, la inhabilidad para aprender y diversas alergias. El estudio del historial diario de los pacientes diagnosticados como esquizofrénicos revelan que su dieta es excesivamente alta en azúcar y otros elementos que estimulan la producción de adrenalina como la cafeína y el alcohol.»

«En cuanto al aspecto físico, se sabe que la ingestión continua de azúcar provoca la aparición de caries y ennegrece los dientes. En personas con glándulas adrenales débiles puede afectar el páncreas hasta causar diabetes. En algunos casos el abuso continuado conduce a la hipoglicemia.»

2 comentarios sobre “A propósito del Halloween… Los niños y el azúcar

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